Cuba libre, un viaje, 7

Segunda jornada en Cayo Coco

Al otro día Ariel me convence de que haga sobrevuelo. Él ya hizo en Varadero, pero yo no me animé. No me entusiasma mucho la idea de montarme en esa especie de aladelta con motorcito de lavarropa, subir 150 metros y planear varios minutos hasta acuatizar deslizándome hasta la orilla. Pero el color del agua me convence: es ese verde-azul mullidito, como una felpa. Ariel insiste: es más barato acá que en Varadero, acá sale 25 dólares, allá salía 40. Okay, acepto.

Me acerco al tipo encargado del avioncito. Ariel bromea:

– ¿Hay algúna restricción en cuanto a peso?
– Tarado mental – digo.
– No, el muchacho está muy bien – dice el tipo.
– Pero mire que pesadito eh, mucho frijol, mucho frijol – insiste Ariel, sin darse cuenta que le habla al tipo como si fuera el chino del mercadito.
– Si viera la gente que hemos subido a ésa máquina…

Intervengo:

– Peso 98 kilos.
– Está bien, usted clasifica. (more…)

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