Loop

Siempre que me cruzo a este pibe pasa exactamente lo mismo. La misma secuencia. Me abraza y me dice “uh, hace mil que no te veía”. Tarda en soltarme. En realidad me vio la semana pasada y me dijo lo mismo. Y la anterior, y la anterior. Y la anterior. Después me pregunta sobre distintos aspectos de mi vida. A cada cosa que respondo reacciona sorprendido, aunque las respuestas son las mismas que las últimas diez veces que hablamos. Estoy un poco borracho, dice. La música suena atronadora. “Me vuelve loco tu pelo, tu boca, tu piel, tu cintura, da da da eeh.” Vos necesitás un poco de eso, le digo, señalándole con la cabeza a dos pibes abrazados, refregados, que bajan hasta el piso con las caderas pegadas y vuelven a subir. No, nada que ver, dice, ofendido, y me pega una piña en el hombro. Es en chiste, pero igual me duele. Es en ese momento en el que, incómodo, vuelve a insistir con que aquella vez, cuando pasó eso que pasó, no pasó eso que pasó. No cedo, lo que pasó pasó, pero no te preocupes, le digo. Vuelve la música. “Seguimos asomándonos, tú y yo ooooh. Sintiéndonos. Besándonos.” Después parece acordarse de algo. ¿No viste a mis amigos?, me parece que me dejaron solo, dice. No vi si se fueron, pero le sugiero que se fije si le mandaron un whatsapp. Me mira con cara de “qué idea tan brillante” y efectivamente tiene un mensaje que dice que se fueron a comer y lo esperan. Mejor me voy, dice, estoy muy borracho. Me abraza. Qué bueno verte, hace mil que no te veía, vuelve a decir. Tarda en soltarme. Y se va. Hasta la próxima iteración del loop.

Leave a Reply