Me transé a Julia Zenko

El sueño empezaba que Julia Zenko nos hacía llegar que estaba aburrida, que quería salir a bailar. Quiénes éramos “nosotros” y cómo nos hacía llegar esa información, no lo sé, así son los sueños. Y entonces aparecíamos todos arriba de un colectivo, supongo que sería el 39. Éramos todo pibes, sí, pendejos, y Julia Zenko iba en el asiento de atrás, en el largo, con cara de aburrida. Todos los pibes tomábamos, pero ella no, ella ponía cara de aburrida. Me mandaron al asiento de atrás, con Julia, y yo fui, con el vaso en la mano, y cuando tomé un sorbito el trago estaba medio aguado y caliente, así que pedí que me traigan hielo. Alguien me sacó el vaso de la mano y fue hasta el chofer, que tenía ahí hielo en un balde. Y fue ahí que me senté con Julia, que no hablaba, muda, muy narigona, y ella se sacó una camisa que tenía y quedó en musculosa, y medio se recostó sobre el asiento y medio me provocaba. Todo era “medio”. Así que yo medio me incliné y la besé y medio las tetas se interpusieron. Ahí me despertó la mujer que limpia, que me golpeó la puerta a los gritos de “señor Christian” para así poder limpiar la pieza.

Así como James Watson resolvió el problema de la estructura en doble hélice del ADN cuando soñó con una escalera en espiral, yo soy relaciones públicas y mi problema es cómo hacer para que Julia Zenko no se aburra.

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