Tour

1. El piropeador.

Estoy parado al borde de la pista, bailando. Se prenden los lásers azules y me pegan directo en los ojos. El pibe que está bailando al lado mío me dice: “Te hace mal esa luz, ¿no?”. Yo: “Sí, decí que ya me operé la miopía, sino aprovechaba”. Él: “Ah, ¿esos ojos tan lindos que tenés son culpa de un cirujano?”.Yo: “Y sí, me estiré un poquito la córnea, un lifting ocular, digamos”. Él: “Tenés los ojos muy lindos de verdad.” Yo: “Gracias.” Él: “¿Y el resto de la culpa por tener tan lindos ojos es de tu mamá o de tu papá?” Yo: “Soy adoptado, así que no sé”.

Se queda duro. Le digo que es un chiste, le digo “voy al baño” y me voy. En realidad me escapo, y para estar tranquilo me voy al patio de fumadores.

2. El conocedor.

Estoy parado en el patio de fumadores, paveando con el celular, y viene el mismo chico con un trago en la mano. Se acerca. “No te quiero molestar pero, ¿no viste a mi amigo?”. No tengo ni idea quién es el amigo. El pibe cambia de pie de apoyo y se instala ahí al lado mío. “Yo a vos te conozco de otros lados.” Sonamos. Yo: “¿Del Malba? ¿De algún seminario sobre Kierkegaard?”. Él: “No. Ya te había visto en otros lados. Y un día incluso bailamos.” Yo: “¿Qué ritmo bailamos?”. Él: “En realidad éramos un grupo de amigos y bailamos en círculo.” Yo: “Ah, okay, o sea que no bailé con vos sino con varios.” Él: “Sí, igual estás más simpático hoy, por lo menos me contestaste, me hablás”. Se queda esperando que conteste, pero no digo nada. Él sigue: “Ese día que bailamos te dije que eras muy lindo, y me miraste y te fuiste”. Yo: “Seguramente no te escuché, o no te entendí. Igual es raro que alguien que no conocés te tire flores. Te pone incómodo, funciona mejor en las publicidades de desodorante. A mí me parece mejor decir hola y charlar pavadas, que es una manera más suave y más sutil de decir “me interesás”, ¿no? Después decidís, de acuerdo a la química de la charla, para qué me interesás”. Él: “Igual podrías haber dicho gracias”. Yo: “Sí, en eso tenés razón. Suelo hacer eso, pero a veces también pasa que alguien está con un grupo de amigos, pasás y te dicen algo, y no sabés si te lo dicen a vos, o si lo dicen boludeando con los amigos…”. Él: “Igual podrías haber dicho gracias.”

3. El santo.

Trato de cambiar de tema. Yo: “¿Y vos venís siempre acá?”. Él: “No, raramente salgo. Soy más de salir con amigos al cine o al teatro.” Me convida del trago, tomo un sorbito. Yo: “Está muy fuerte eso.” Él: “Sí, yo casi nunca tomo.” Yo: “Yo sí tomo cuando salgo.” Se siente olor a porro. Yo: “¿Y porro fumás?”. Él: “No, casi nunca. Hoy vino un amigo a casa, y me preguntó si tenía, y justo había uno que había dejado un amigo, pero se lo fumó él.” Yo: “¿Y vos no fumaste nada?” Me mira y se sonríe. Él: “Una seca”. Yo: “Hay algo que me causa gracia cuando hablás con gente en un boliche. El 95% de los que están dicen que no salen casi nunca, que vinieron porque los trajo un amigo, que nunca toman, pero están con un vaso en la mano, que nunca fuman porro, que no están buscando transar o tener sexo. Los números no dan: porque son esas mismas personas las que están en los boliches, toman, fuman porro y transan. ¿Por qué es que todos piensan que ese discurso santurrón es más atractivo que decir simplemente la verdad? Digo, la verdad no es tan terrible: salgo cada tanto o salgo bastante, vine acá con mis amigos, pero también a ver si conozco a alguien, me gusta tomar para aflojarme un poco, pero raramente vuelco, a veces fumo porro, sobre todo si me convidan, y transé con varios en mi vida, un número entre una decena y la decena de mil. Eso es lo que hace la mayoría, digamos, o algo parecido a eso. Y sin embargo todos lo niegan. Parece que el discurso puritano vende más: tropecé en la puerta y aterricé abajo de la bola de espejos, me trajeron a la fuerza, solamente tomo hoy porque es mi cumple, busco novio y amistad para toda la vida. El problema con ese discurso, que repiten todos, es que distorsiona y bandea todo hacia el costado santurrón, que después nadie sostiene. Como todos dicen ser tan santos, el que cada tanto se pone en pedo, o se transa un pibe, resulta ser un fiestero imparable, descartado y estigmatizado al tacho de los promiscuos, inhabilitado como candidato a novio. Pero no debería ser así, porque la realidad dice que los santurrones suelen ser pésimos como parejas, incluso peor que los fiesteros ocasionales: terminan curioseando y haciendo a tus espaldas todo eso que aseguran nunca hacer, cogen mal, porque coger requiere práctica y perfeccionamiento, y al haber estado expuestos a pocas experiencias tienen poca madurez y conocimiento sobre sí mismos. Y esto no es un tema gay: está demostrado que también entre gente hetero la tasa de divorcio es altísima entre gente que se casa joven, sin experiencia vivida, sin haber probado y descartado, sin haber refinado lo que realmente querés.”

Por suerte aparece el amigo para interrumpir mi discurso, con un trago en la mano, visiblemente borrachín. Se acerca y nos señala a los dos. “Ustedes dos la están haciendo muy larga eh…”, dice. El amigo le dice “Andá para allá, dale”. Yo digo “No, no, vení, quedate”, los junto a los dos, y aprovecho para rajar yo.

4. El único.

Estoy bailando de nuevo, pero está vez dentro de la pista, rodeado de desconocidos. Aparece el mismo chico, y me hace gesto de chau con la mano. “Me voy”, dice. Me da un beso en la mejilla.

5. El prófugo.

Yo: “Dale, che, nos vemos. Leo era tu nombre, ¿no?”. Se queda bailando unos minutos más, en silencio. Cambia la música, ahora más latina. Él: “Bueno, me voy. Sos el único que me gusta acá, y no me das bola.” Yo: “Yo soy Christian.” Él: “Dale, Christian, un gusto.” Yo: “Un gusto.” Y se va.

6. El final.

Una hora después estoy bailando frente a la pista y veo venir al mismo pibe, el que se había ido hacía una hora, abriéndose paso entre el bloque compacto de bailarines apretados. Arrastra de la mano a un gordito barbudo que mira para abajo, tímido, lo arrastra hacia los reservados. El pibe me mira, se sorprende de que esté todavía ahí, se sonríe y cuando pasa al lado mío me dice al oído “Y bueh.”

Leave a Reply