Progreso

Yo soy de la época en que ser gay era algo que se confesaba, no algo que se decía. Y cuando lo confesabas, del otro lado trataban de empardarte confesando un aborto, una enfermedad terminal, un tío nazi. Chupaste pija desde los 9 años, fantaseaste con matarte toda la adolescencia, te pajeabas y llorabas al mismo tiempo escuchando Morrissey, tu viejo casi te echa de tu casa, y cuando salías del ropero con bombos y platillos el protagonismo te duraba menos de lo que predijo Andy Warhol. Ahora, ni eso. Enseguida pasás a comparar técnicas avanzadas de sexo oral y anal. O mejor dicho: ellas preguntan cómo hacer para chuparla mejor. Ellos preguntan cuánta inserción dactilar retaguardil los convierte en maricón, y cuánto es pura sofisticación sexual gourmet. Ah, y si es una pareja hetero te preguntan si un tipo al que le gusta tener sexo con travestis es gay (respuesta corta, así ahorramos tiempo: es hetero con una probabilidad de 99,83%). Si eso no es progreso, señoras y señores y por qué no lactántricos, no sé qué es.

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