Chupame la grieta (en cámara)

Gran escándalo se armó con el diputado salteño Juan Ameri que apareció chupando una teta en cámara. Y todavía no aparecieron los crespones y fajas para agregarle a tu foto de perfil y solidarizarse. Si alguien ya diseñó el “Ameri somos todos”, que avise. No, no soy de chupar tetas en cámara (¿de diputados?), pero me parece igual de torpe y berreta la reacción espantadísma de tantos, que quieren elevar esto al acabóse de la moral republicana.

Cuando vi la secuencia, ayer, me pregunté, primero, si Ameri era un morboso. Hay mucho morbo de sexo en público, o sexo a escondidas, el que no hizo alguna de esas picardías, en el ascensor, en el avión, en el baño del boliche, haciendo trekking, con el dentista, o lo tuvo como fantasía, que tire la primera piedra. Es tan aburrido, tan lugar común del sexo pizpireto que suele ser una pregunta en los programas de Andy Kusnetzoff. La gracia, claro, es hacerlo sin que te descubran.

Pero acá viene el otro tema. Como yo mismo pude comprobar en estos largos meses de cuarentena, y con horas y horas de reuniones virtuales: el celular, el wifi, la laptop, la camarita, y sobre todo el Zoom son física cuántica para casi todos los mortales. Salvo el interruptor de la luz, cualquier otra cosa que tenga opciones y botones les resulta complicadísima de manejar. La gente deja el micrófono prendido, la cámara apuntando hacia el culo o la panza, no saben como verse en pantalla, etc.

Otra: se rompió la división laburo / casa, y se mezcló todo. Entonces la gente está con camisa y corbata pero en calzones, total la cámara solo les muestra el torso. Y cuántos de esas horas laborales se consumen ahora a lo Charly García, yendo de la cama al living, regando las plantas, pasando el plumero, y con padres que mutean el micrófono porque el pedro ladra, o gritan los pibes. Hasta las sesiones con mi psicólogo tienen esos signos de puntuación. el perro, los pibes, ya vengo, estoy demorado.

Otra: esas maratónicas sesiones en diputados, con horas de gente debatiendo, cuando nadie aguanta más de 30 segundos sin bostezar o distraerse. Incluso una película de Hollywood, con milones de dólares gastados en actores y efectos especiales, nos aburren si duran más de 90 minutos. Los diputados tendrían que presentar sus mociones a través de la danza, el mimo, la acrobacia, o, por qué no, la pintura. Y que dura 3 minutos, lo que dura una canción pop.

Los que bardean a Ameri, deberían mirarse un ratito al espejo, en bolas. Somos sexuales, nos distraemos, somos torpes con las herramientas, y la nueva normalidad no es que te trajiste el laburo a tu casa, sino que te mudaste de tu casa al laburo, y vivís en el laburo. Si Ameri se calentó, no le peguen tanto, es Giordani. Esa función cumple el sexo, se resiste a ser encajonado, fichado, archivado. Es casi el único gente de resistencia, y también de indignidad. Te baja de un cascotazo de tus propias ideas de respetabilidad y te empuja al ridículo y al escándalo.

Los que baten enloquecidos el tamborcito de la condena, salgan más, cojan más (o menos, porque ahí está la gracia, cada uno que haga la suya) pero esto no es tan tan distinto al tipo que puso cartón pintado porque se aburría. La que se saca un moco de la nariz, el que se pone a planchar en calzones mientras escucha los detalles del presupuesto 2021.

Otra: los que bardean al tipo porque las excusas que puso son ridículas. Otro resabio persistente de la moralina: no tiene sentido preguntarle a alguien por qué se zafó con algo sexual. La respuesta es simple y aburrida: soy humano y me caliento, desde hace varios millones de años. Pero en este caso pifié el botón de apagar cámara.

Se puede ser sexual, morboso, y ser ético. Y no hay que dejar que te lleven puesto con esto. Terminemos con el puritanismo hipócrita. No se pide perdón por coger, por ser morboso: verguenza es robar. Se cuida a los demás, no se los invade, se respeta el pudor, pero eso no significa forzar a que un tipo mienta, y haga el acting del arrepentimiento y la autoflagelación solo porque tanta gente tiene una relación con el sexo estrangulada, pura picazón imposible de rascar. Espero, de verdad espero, que todos los escandalizados e indignados estén sobreactuando grieta. Y ojo, también pienso que lo de Bullrich fue una pavada, y debería genera muchos memes y ninguna consecuencia. Todos los diputados deberían tener una gigantografía de cartón, y usarla como biombo y chupar lo que quieran chupar ahí atrás. Esa sería una manera dialoguista y sensata de salvar esta grieta. Espero que mi propuesta se vote en el recinto, lo antes posible.

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