Amas de casa desesperadas

Limpiar, cocinar, ordenar, lavar, el día se alarga y no alcanzan las horas para hacer todo eso. Somos todos amas de casa, y ahora entendemos a China Zorrilla en Esperando la Carroza (o nuestras madres): “¡No doy más!”, “¿Por qué”?”, “Por nada… me rasqué toda la mañana, pero “¿¡NO SABÉS EL TRABAJO QUE DA UNA CASA!?”.

Ahora, además, vamos a tener que cubrirnos todos la cara: además de amas de casa, seremos musulmanas con burka. Y los que opinábamos, ay, qué ridículo andar todo el día con esa escafandra puesta, ahí vamos, con calzones, medias, antiparras, toallitas íntimas en la cara.

Yo creo que esto se escapó de un laboratorio subterráneo, un experimento que salió mal (o bien) en la ciencia de la ironía.

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