Bienvenidos al tren

[30 de Diciembre de 2000, San Francisco, California]

Hola gente, acá estoy mudándome, otra vez.

Me gusta más el verbo ‘mudarse’ en inglés que en castellano: to move, o sea, no hay diferencia entre ‘moverse’ y ‘mudarse’.

Y quizás este haya sido el signo de este año, y corresponde que termine así. Moverse, mover cosas, mudar, mudar de ropa, mudar de piel. Mudanza, mu-danza, danza muda.

Bueh, che, todo conspira: como papafritas, el sol entra por la ventana, son las 11 am y en 3 horas viene Rahul para manejar la van que me lleve a mi nuevo hogar, escucho Calamaro, tomo Coca-Cola. ¿Qué querés que salga de todo esto? ¿Proust?

Y se termina el año, nomás. Este año tan raro: lo empecé en Rutgers, terminando mi Masters. Luego me fui a Argentina, a pelear con la burocracia de la UBA. Volví a USA, quedé sin casa, sin laburo, sin papeles, a la deriva. El logro más importante de este año fue sobrevivirlo.

De nuevo un gracias a la gente que estuvo. Con llamados, con chats, con apoyo moral, con buena onda.

Haré una lista de ‘resoluciones’ para el nuevo año, como se hacen en USA, pero no las voy a enumerar ahora… Este nuevo año será el de mi consolidación económica burguesa. Habrá mas amigos y gente que me acompañe. Y quizás, quién te dice, llegue el amor.

Mi dios, que horrible este mail. Termino acá, mejor, y busco escribir algo más tarde, más inspirado.

Abrazos a todos, y que el nuevo año sea eso mismo: nuevo.

Ahora sí, Christian: ¡recoge tus cosas y largo de aquí!

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