El poroto contra el papel secante

[22 de Mayo de 2001, San Francisco, California, y un tiempo de relativa calma entre tanto tornado]

A ver… mi público sediento de entretenimiento: no tengo nada para contar. Me llegó la compu nueva (me había llegado la semana pasada pero se habían olvidado de la grabadora de CD). Ahora me llegó de verdad, y como siempre, los pelotudazos se mandaron una fulera: los del correo que me dejaron la compu no me quisieron recibir la otra (la devolvida). Lo peor fue que la semana pasada llamé dos veces a Gateway (los que me vendieron la computadora) para asegurarme que no iba tener problemas al devolverla y me dijeron que sí, que no me haga drama, que me tome un té de manteca de maní y me quede tranquilo y gracias por ser un cliente Gateway.

El finde salí a cenar y a bailar con Claudio, mi amigo rosarino. Fuimos a Badlands, donde vamos siempre. Estuvo entretenido, pero nada como para hacerse pis encima. Hablando de hacerme pis encima, me crucé con Carlos, el portugués, en el pipi room. Badlands se llena tanto de gente que la única manera de moverse de la pista de baile al bar que está al frente es cruzar por el baño, previo calzarse la máscara de oxígeno y el cinturón de castidad. Cuesta bastante, pero con una mezcla de “excuse me”s y empujones a lá All Blacks emerge uno entero del otro lado. Así me lo crucé de refilón al portugués que mandó boludao. Yo me hice el pelotudao también.

No fue la única vez que invadió mi campo visual durante la noche. Al final me pasó muy por al lado y medio me rozó. Que frote nomás, esta lámpara de Aladino ya agotó sus watts para Lisboa.

Cambiando el ángulo de la información les comento que el sábado empecé el gym de nuevo, esta vez seriamente. Hoy voy otra vez y a partir de ahora, 6 veces por semana. No se asusten, ya que son 3 días de pesas y tres días de correr en la cinta (me siento la Mujer Biónica). El gimnasio es tranquilo, no hay mucho Robocop y por lo tanto no siento vergüenza cuando transpiro decilitros con mis mancuernitas de 3 kilos y medio.

De hombres/sexo ni hablar. Salvo que me rapte un OVNI y me abuse un comando marciano, creo que por un rato no voy a hacer “contacto” por mucho que alinee antenas parábolicas.

En el ámbito espectáculos, les cuento que estoy viendo “Historias de San Francisco” (3era parte), muy entretenido. También miré The Chris Isaak show, que tiene al cantante como protagonista. Está bien, es muy “naturalista”, es como si fuera la vida de él, filmada, muy relajada, californiana. También alquilé “Absolutely Fabulous” (un show televisivo inglés que hizo furor hace unos años y que tiene como protagonistas a dos mujeres metidas en el mundo de la moda, reperras y pasadas de cocaína y alcohol). Es muy gay (los Pet Shop Boys hicieron la música para el show). Solo ví 15 minutos pero promete. También me compré el último disco de REM (Reveal), solo porque contiene “I’ve been high”, quizás mi tema favorito de la banda de los ojos inquietos.

El fin de semana que viene es Memorial Day Weekend (y yo sin acordarme de que tengo que acordarme…), así que tengo un fin de semana largo. Creo que el domingo a eso de las 3 de la tarde voy a ir a El Rio, un lugar latino en The Mission donde lesbianas, maricones y pakis bailan al compás de ritmos tropicales varios.

El resto es plácido, con una placidez que se parece a ese llenar los alveólos de aire antes de empezar con “Aquí está la bandera idolatradaaaaaa”. ¿Qué bandera izaré esta vez? ¿La del triunfo final sobre el demonio bicéfalo desempleo-deportación? ¿La del regreso sin gloria a una Argentina posapocalíptica? ¿O alguna otra bandera cuyos colores aún desconozco?

Señora: no mueva la sintonía, clave la señal. Los satélites tiritan en la penumbra galáctica, las auroras boreales desgarran los cielos aterciopelados, el sol pincha y yo, como un poroto preso en un germinador, espero, entre el vidrio y el papel secante.

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