Viajes

[24 de Agosto de 2003, 1am, Somerset, New Jersey]

Suena el “Hollywood” de Madonna en los parlantes. El barman que tengo enfrente está cambiando el canal de los televisores que cuelgan encima de la barra. Se detiene cuando encuentra dos mujeres gladiadoras que se empujan con gigantescos bastones trepadas a una plataforma circular. “¡American Gladiators!” grita con entusiasmo, apunta el control al otro televisor y cambia los canales otra vez, para que ambas pantallas muestren el mismo programa.

Los 6 concurrentes al boliche están todos acodados en la barra, leyendo el horóscopo de la HX o mirando TV. Yo miro una vez más el tatuaje estampado en el brazo del barman, que ahora me vuelve a preguntar: “¿Todo bien? ¿Otra agua?”. Le hago gesto de que no, pero no me presta atención y deposita otra botellita de Hidden Spring enfrente mío. Cuando le pregunto cuánto sale me dice que invita él. El tatuaje es el de un pájaro con las alas desplegadas y el tatuado es Steve Kelso, la estrella porno de Colt de los 80s, el niño mimado de la industria que filmó un par de filmes (todos en solitario, el más conocido fue “Horas íntimas”), ilustró varios almanaques y desapareció del firmamento XXX para siempre, por razones misteriosas.

Enseguida se me acerca uno de los seis concurrentes y me pregunta de que signo soy. Soy de Libra. “Ah, estoy buscando un escorpio, mi horóscopo dice que un escorpiano va a traer pasión a mi vida” – afirma, señalando la sección “Tauro”. Sonrío con cortesía. Me pregunta de dónde soy ya que notó mi acento. Cuando le digo que soy de Argentina me pregunta: “Ah, ¿y extrañás el carnaval?”. Le digo: “Eso es Brasil, no Argentina”. Duda un minuto y agrega: “¿Pero Río no está en Argentina?”. Le explico que no, que Argentina está bastante más al sur. Pide disculpas y con un “¡Ahhhh!” emboca el país correcto y me cuenta que le encantó el musical Evita.

Steve Kelso (que se llama Mark en realidad) se acerca y nos pregunta si queremos tomar algo más. Le señalo la botellita de agua, todavía llena y aprovecho: “A ver… tengo una pregunta para hacerte… Río… ¿es la capital de Argentina o Brasil?”. Me sonríe y contesta: “Hmmm, ¿Argentina no es una ciudad de Brasil?”. Niego con la cabeza. El fanático de Evita intercede y dirigiéndose a Mark interroga: “¿Pero vos no estuviste en Brasil?”. Y Mark responde: “Hmm, no… una vez me tomé un ácido y PENSÉ que estaba en Brasil… ¿pero eso cuenta?”.

Agarra dos cerezas de una compotera, las deja caer en dos vasos llenos de Midori y se aleja hacia el otro extremo de la barra.

This Post Has One Comment

  1. Uno que comenta

    ¡Hola Xtian!

    Te conocí a través de Orsai, en el texto que redactaste acerca de la vergüenza de ser homosexual, el cual me encantó.

    Producto de una época de “vacas flacas” (poco que hacer) en el laburo me embarqué en la tarea de leer tu weblog de pé a pá, desde el anonimato.

    Pero esta entrada amerita que comente, y que diga que toda la vida creí que era un mito eso de que los yankees son incapaces de distinguir Argentina de Brasil. Me pasma ver que estaba equivocado.

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