Tótem

– ¿Vos te das cuenta que son las cuatro de la mañana y es miércoles, no? – le digo a Johnny en el celular.

Sí, se da cuenta pero quiere que me vista y que vaya a la Madeleine.

– Yo te pago el taxi, dice. Vení rápido, no te duches ni nada. Es urgente.

Me pongo un jogging, el sobretodo, una gorra de béisbol y me tomo un taxi, así, vestido como el degenerado que se abre el sobretodo y muestra la pija en la plaza.

Cuando llego lo veo allá atrás, con la cabeza gacha, hablando por celular. Está comiendo una grande de muzzarella. Lo saludo y me hace señas de que no hable, que me siente, que coma. Está arreglando precio.

– Soy solo activo, no, no tengo merca, no, este fin de semana lo tengo ocupado, pero podés tomar un turno ahora.

Lo miro con odio. Me hace señas de que no me preocupe. Escucha en silencio, después dice:

– Cualquier cosa me llamás – y corta.

Yo como. Él ya me pidió la Coca light que sabe que me gusta. Mira todo el tiempo para abajo.

– Estoy al palo, me dice. Estoy triste.

Le pregunto qué tiene que ver con una cosa con la otra. Se para y me muestra.

– Sentate, pelotudo – le digo.
– Estoy borracho – dice.
– ¿Algo más? – le pregunto -. ¿Tomaste viagra?
– No – me dice -, se me para sola cuando estoy triste.

Le sirvo una porción, pero pone cara de asco.

– ¿Hay algún lugar abierto? – pregunta.
– Ni en pedo voy a ir a ningún lado vestido con jogging. Y menos un miércoles a esta hora.
– Okay, entonces escuchame – dice.

Agarra un tenedor y empuja las aceitunas de la pizza, como si fueran fichas de un juego, alrededor del círculo de madera, como si fueran un sistema planetario. Me cuenta que su mamá se suicidó en Catamarca.

– ¿Cuándo? – le pregunto.
– Hace 10 años. Mi viejo es borracho, nunca se recuperó.
– ¿No era borracho antes de que ella se suicidara?
– Sí – dice.
– Johnny, ya me contaste toda esta historia mil veces. Pero me la cambiás todo el tiempo. A veces se suicida en el Chaco, otras en Misiones, hace 20 años, el año pasado…

Me mira como si hablara pavadas.

– Mi hermano se piensa que le robé el novio y me persigue, dice que me va a matar.
– Eso también me lo contaste – digo -. Caín y Abel.
– Okay – dice -, pero ahora estoy borracho.
– Siempre me lo contás cuando estás borracho.

Voy a mear al baño. Juego con las bolitas de naftalina, que saltan con el chorro de pis, suben apenas en el mingitorio y giran. Otro sistema planetario. Vuelvo a la mesa. Le digo que termine, que lo llevo a su casa.

– Vamos a algún lado – dice.
– Estás loco. A dormir. Abrí la boca, soplá. No tenés aliento a alcohol. Vos no estás borracho.

Se ríe.

– Sos un pelotudo – me dice -. Por eso estás solo.
– Mirá que sos forro, eh. Dale, vamos.
– Sigo con la pija parada – dice.
– A mí que me importa, dale.

Paramos un taxi. Apenas subimos se me apoya en el hombro, se hace el dormido, empieza a respirar hondo, afloja el cuerpo que se balancea con las frenadas y aceleradas de los semáforos, después hace como que ronca, apunta la boca a mi cara.

– ¿No era que habías dejado de fumar? – le pregunto.

No contesta, pero cierra la boca para que no me llegue su aliento.

Lo tironeo para que se despierte y bajamos del taxi.

– No hagamos la comedia del borracho que hay que sostener para subir la escalera – le digo.

Tiene los cordones desatados. Le hago subir los escalones, me agacho para atarles los cordones.

– Cincuenta la chupada, dice, bajándose el cierre.
– Por treinta cerramos – le digo.

Me arrodillo en el escalón, abro la boca, lo miro desde abajo, saco la lengua y me relamo.

– Vos sos capaz – dice, guardando la pija.

Arriba forcejeamos porque no me quiere dar las llaves. Se las tengo que sacar el bolsillo del jean a la fuerza. Se hace el que le da cosquillas.

– Vos con tal de manosearme hacés cualquier cosa – dice.
– Estás todo fofo, nene, andá al gimnasio, dejá de robarle a los pobres viejos – le contesto.

Entramos y prendo la luz, unas dicroicas lúgubres, horribles. Cambió todos los muebles, que ahora son de cuero negro.

– ¿Vos no habías visto los muebles nuevos, no? – me dice.

Le digo que no, por suerte, y que me parece un lugar común que un taxi boy que se marketinea como amo dominante tenga todos los muebles de madera oscura, con cuero negro.

– No podés decorar así un departamento chico de dos ambientes, boludo. No me extraña que estés triste y te emborraches si vivís en esta catacumba. ¿Qué carajo es esto? – le pregunto -, señalándole una especie de poste de madera con inscripciones de lechuzas y jeroglíficos.
– Son lámparas – tótem – dice.
– ¿Me estás jodiendo?
– Me las hicieron especialmente, me salieron carísimas – dice.
– Genial. Podemos ponernos en bolas, bailar alrededor y sacrificarle ovejas al dios de la fertilidad.
– Sigo con la pija parada – dice, poniéndose en bolas.

Lo empujo hacia su habitación. Camina haciéndose el Frankestein, levantando alto los pies para dar el siguiente paso, tambaleándose, estirando los brazos hacia adelante. Los muebles siguen la temática en el dormitorio. Hay dos veladores – tótem, y las sábanas de la cama son negras. Se hace el torpe y se tira torcido en la cama. Lo tengo que agarrar de las piernas y girarlo. El culo blanco, lampiño, rendondo, contrasta contra las sábanas negras. Gira para ponerse boca arriba, para que se le vea la pija, se tapa los ojos y se queja de la luz. Apago. Prendo un velador. Lo tapo con la sábana y la frazada.

– Sos un pelotudo – me dice.
– Mañana te llamo – le digo.

This Post Has 12 Comments

  1. Pavote

    Te comportaste de una manera muy paternal con el pibe, me sorprendió.

  2. José

    Hola Xtian:
    Hace mucho que no visitaba tu blog. Me parecio excelente y muy bien escrito.
    Esta saga que comenzaste sobre un mundo que todos conocemos, pero sobre el cual no hay mucho públicado, tiene insospechadas aristas literarias que estas reflejando muy bien.
    Yo hice algunos intentos y me quede en los amagues.
    Felicitaciones .
    José

  3. Xtian

    No empecé ninguna saga. Je. Es un texto suelto, bah, un texto más que se suma al blog.

  4. Rodrigo

    Cierto o no me encantó, sentí como que pude haberlo escrito yo. Muy bueno!
    Saludos!

  5. José

    Hola Xtian:
    Tenés razon con lo de saga,rigurosamente no se trata de un epopeya ni familiar, ni de costumbres.
    Quizas debería haber escrito serie.Desde el “Chico de Pelo Raro” en adelante me parece que hay un hilo conector.A mi me gustó mucho.
    Por ejemplo anoche en Contramano conocí un pibe muy atractivo,cuando estuvimos solos,exhibió una lenceria rosa llena de encajes.No problem.
    La pasamos bomba,pero a las 6 de la matina lo tuve que meter en un taxi,borracho y llorando.
    Para vos es la posibilidad de un relato; para mi significó dormir hasta hace un rato, c´est la difference.
    José

    1. Xtian

      Mirá vos qué interesante. Yo no había hecho esa lectura, pero sí, creo que los últimos textos buscan más captar a los personajes, y aunque siempre pivotean sobre el sexo, van sumando otras cuestiones, aunque muy gradualmente. Como el blog está tan pegado a mi vida interna, es difícil tomar la distancia necesaria para leerlo.

      1. José

        Xtian:
        Creo que sugerir determinadas custiones es el privilegio-casi el único- de nosotros los lectores.De ahi que desde el año pasado, y creo habertelo escrito, tengo muchas ganas de entrar en uno de tus talleres.
        O sos un maldito poniendo horarios o lo más probable es que el maldito sea yo que a las 19.30 tengo el pico de mi laburo.
        ¿Alguna vez harás un taller despues de las 22? ¿O en el fin de semana?
        José

  6. maruja

    genial

  7. Lucas Gattoni

    Vuelvo a leerte después de meses… tu estilo me sigue pareciendo impecable, y ahora, además, me caés más simpático que antes como personaje 😉

    Te incluyo en la “Interesanteca” de mi blog. Abrazo

  8. Cain

    Xtian. Alguien escribió que es un mundo que todos conocemos… Yo me entero por vos de ese mundo. Vedado, evitado, no al alcance para mi. Tal vez exista en mi ciudad. Aunque no hay saunas mi boliches gay. Aún asi no creo que pueda tener el coraje de hacer lo que hacés. Por eso siento la riqueza de tus relatos, tu valentía pulida por el tiempo, mi limitación por el miedo, mis temores sexuales al acecho. Buenas páginas, buenos relatos que para mi conectan con un mundo oscuro. Gracias.

  9. lisandro torres

    excelente
    La prosa. el contenido, el mensaje… te descubro hoy a traves de nosotros y los bañ..
    suelo escribir aho de vez en cuando
    abrzo
    lisandro torres

  10. angel

    bizarro, pero no alcanza, me parece. El que tiene que escribir es el taxi boy. Eso es muy oscuro, muy porteño. Pero es asi, son chicos de provincias, tristes. Es bueno juntar plata para ir a buenos aires y gastarlo todo. Dos semanas. Las luces del centro. Pero debe ser terrible vivir ahí. No se como haces para escribir. Vale.

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