Fotocopias

[15 de Octubre 2003, Piscataway, New Jersey]

Ese texto que mandaste, el que se llama ‘Exiliados’, ¿lo escribiste vos? – pregunta mi mamá en el teléfono.

– Sí, lo escribí yo ma, por supuesto – contesto.
– Ah, está muy bien escrito.
– Gracias ma.
– Acá lloró toda la familia.
– No fue mi intención.
– Tu hermana Gabriela está haciendo un curso de narración de cuentos infantiles y con el grupo de maestras jardineras publican una revista, y me preguntó si te parecería bien que lo publicaran…
– ¿Lo van a publicar con la frase final?

Mi mamá se ríe bajito.

– Sí Christian, con la frase final incluida.
– ¿”Puto y aparte”? ¿Y después viene “Las travesuras de Ramona la mona remolona”? Hmm, bueno, que hagan lo que quieran, el texto ya se publicó en la internet así que ya es público.
– Se lo pasé también a Norma para que lo leyera. También lloró. Y Solange, que estudia psicología, dijo que estaba muy bien escrito. Dijo algo más pero no me acuerdo qué, algo de la personalidad.
– Ah, bueno, gracias.

Norma es una prima lejana mía. Solange es su hija, que no sé cuantos años tiene, pero quizás sean… ¿21?

A los pocos días recibo email de Norma.

“Siento un orgullo casi de madre por un texto muy bien escrito, con un vocabulario impecable y muestra de una inteligencia superior, la misma inteligencia que me maravillaba cuando tenías 4 años y ‘leías’ de memoria las aventuras de Indalecio y el ejército de San Martín en la cordillera, ¿te acordás?”

No me acuerdo. Sí me acuerdo que a los 8 años me pasaba el día soñando despierto con el bulto que se le hacía en el pantalón de tela de avión a Emilio, el profesor de gimnasia.

– Tu papá también lloró. Y eso que tu papá no llora – continúa mi mamá.

Ahora entiendo un poco más. El viernes pasado estaba en el auto con Chad (yendo al supermercado) y sonó mi celular. “Unknown” en la pantallita, o sea: de Argentina .Contesté y era mi papá. Hace 5 años que estoy en USA y es la tercera vez que me llama mi papá por teléfono. Las otras dos fueron emergencias. Hablamos trivialidades, la conversación duró 1 minuto 34 segundos, según lo marcó mi celular.

– Tu mamá no me dijo “lloró toda la familia” – me aclara mi amiga Viviana, dos días después -. Me llamó desesperada, me contó que habían leído “Exiliado” y luego me dijo textualmente: “Estamos destrozados. Acá estamos todos destrozados, Viviana”.
– Qué exagerados.
– Ay bueno, vos te la das de escritor pero acá la gente lee eso y ¿cómo querés que se sientan? Que sentís que no tenés lugar, que estás en un callejón sin salida… no sé, te rezarpaste…
– No sé si era esa la intención, lo que quise decir fue un poco que todos somos exiliados… que todos somos expulsados de un estado de seguridad del que luego sentimos melancolía y sabemos que no hay vuelta atrás…
– Sí, ya sé, tarada no soy, eso lo entendí. Pero redenso ese texto, me lloré todo…
– No era para tanto, por eso metí el párrafo en el medio con el tema de un mundo ésto y un mundo lo otro, para hacerlo más jocoso, más light.
– Sí, igual se te fue la mano con el tema de la rima del mundo y el mundo y el mundo… Otras veces me gustó pero acá la hiciste relarga, y dale con la rima… Ya fue…

“Está muy bueno… como siempre medio quemador pero estoy acostumbrado, el párrafo que más me gusto fue el 6 (que hace las rimas con el mundo)” – dice Javier.

“Me pareció TREMENDO, DESGARRADOR, no podés escribir eso, sos un asesino, suicida, todo junto…. es muy fuerte esoooo. Sos criminal, por Dios, ahora subo a mi depto del piso 16 y me tiro a la mierda” – dijo Darío.

Y un mexicano desconocido me manda un email-río, espeso de juncos y camalotes, cocodrilos y pirañas.

En el medio del email un par de frases que lo resumen todo; por qué escribo este blog, por qué escribí ‘Exiliado’. Y por qué voy a seguir escribiendo.

“Me dejaron solo en la oficina y me fotocopié el culo”
“Ya estás grande para esas pavadas”

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