Mayonesa

[5 de Abril de 2006, 3 AM]

Una vez en la vida asomado al tobogán, de cabeza ahora que nadie mira, para enterrar la trompa en el arenero, en el agua de la pileta que te estira la piel de la cara para atrás como una cirugía. El viento siempre en contra, el miedo siempre a favor, pero ahora sí hay que remar como subiendo una catarata de dibujito animado hasta que splash. O dejarse caer en caída libre. Siempre es libre la caída.

Los ojos miran el magma de la fugazeta. Las aceitunas giran como soles en el plato. La botella de pepsi hierve de apocalipsis. Los hongos avanzan en las axilas y entre las piernas. Las plagas, las deudas, el karma, el rewind hacia la gran mayonesa que nos parió.

Y yo, otra vez yo, siempre yo, una vez en la vida, arquitecto de castillos de arenas movedizas. Maestro mayor de sobras. Alcaucil del condado condenado. Cerrajero de la barba candado. Surfer del sufrir.

Con esa heráldica fotocopiada pongo proa al subte. Con esos pequineses arremeto cuando sale la luna. En ese locutorio me meto para salir vestido Superman. Ese morral hindú revoleo en mi remolino de Mujer Maravilla.

Así me va. Y así me viene, el muchacho se entretiene. Pero van quedando pocas pulgas y pronto van a saltar ornamentales los bisontes al abismo.

Y yo mismo, sentado en esa mesa de ahí, voy a morder otra vez la carne de los pescados capitales, mientras las odaliscas sucundúm corren en círculos como hipocampos en el hipódromo de San Isidro.

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