Aniversario 11, Fiesta de osos

Hicieron entera la instalación eléctrica del departamento y ahora no hay clics fallidos. Clic luz encendida, clic luz apagada y así por varios días. Pero el viernes todo eso se acabó y ahora prendo la luz del baño, la crucial, la que está arriba del espejo en tres partes, y primero se enciende, después duda, se apaga, parpadea, estroboscópica. Probé otras lamparitas y nada, así que son los cables o una señal. Adentro de la pared alguien hace morse con los cables y yo vuelvo de bailar del boliche, borracho y me enfrento a la fragmentación en el espejo. Si no hay continuidad no hay identidad. Estoy seguro que si el sol parpadeara así, como la lamparita asomada al capullo del aplique, nuestra vida sería otra. O mejor dicho, si por el ojo entraran fotogramas discontinuos, fotos fijas, abandonaríamos rápidamente la tarea de unir los puntos para formar la figura y navegaríamos entre cardúmenes de filamentos de colores y quién te dice, capaz que así entendería mejor.

O quizás sea al revés, quizás la continuidad sea el engaño, el barbitúrico, y la realidad sea caleidoscópica y absolutamente caótica y todos estos fragmentos no se acoplen. Quizás sólo haya que tirar todas las piezas arriba de la mesa y prender la luz del baño y que relampaguee. Acá van una por una las piezas de esa noche, la de la Fiesta de Aniversario Número 11 de los Osos de Buenos Aires.

CLIC.

Entre la muchedumbre de la fiesta veo al tipo con el que me agarré a piñas el año pasado. Estoy borracho y zen y lets give peace a chance. Me acerco. Hola, digo y le encajo un beso en la mejilla. El tipo me mira sin reconocerme. Está en musculosa, igual de patovica, todo tatuado y tiene una cicatriz gigante que le cruza la cara. No, esa no se la hice yo. Esa ya la tenía cuando hace un año, de una piña, le corté la ceja. Sigo: Yo me agarré a piñas con vos hace un año con vos en Glam. Ahora sí me reconoce, pero su cara no se inmuta, es una foto fija, un comodín: esa misma cara significa muchas cosas. La de ahora significa: este pibe está loco. Sigo: Te quería pedir disculpas, la fue cualquiera. Él: ¿Te lastimé mucho? Yo dudo. Podría mentir y decir que no y no darlo así por ganador. Pero no, digo: 3 semanas de yeso. Su cara no cambia. Yo: bueno, era eso, chau. (more…)

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Espontáneo

Me acomodo frente al monitor de la pc y enciendo la webcam. Giro un poco la cabeza, miro a un costado y pongo cara de no me importa nada. Me sale, en cambio, cara de boludo, al que quizás no le importe nada. Agarro los ensayos de Montaigne para levantar un poco más la cámara, así, de arriba, salgo menos gordo y como asomándome. Ese es el efecto que me conviene, como si me impulsara desde el fondo de una pileta hasta la superficie y abriera los ojos una vez que siento el aire en la cara. Demasiada pose, y las fotos sacadas de arriba, cuando las subís a un sitio gay de levante suenan a que pedís pija, arrodillado. Es así: si la cámara te mira desde arriba mendigás pija, si la cámara te mira desde abajo, ofrecés con desdén: y bueno, dale. (more…)

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Aquellos buenos viejos tiempos

… en los que el chat me divertìa, me purgaba, me permitìa descargar un vòmito dadaìsta. Insòlitamente alguien me pasò un log del canal de chat gayargentina del 2002 (en ese momento yo vivía en New Jersey). Mi nick es CCCCC.

Thu Sep 19 2002

[00:24] CCCCC: hola che

[00:24] Andy: quiero pijaaaa

[00:24] Musculos_: aca macho buen lomo busco igual

[00:24] CCCCC: despiertan de la pavada

[00:24] CCCCC: al mundo real

[00:24] Demerzel: christina de mi corazon?

[00:24] Matias19: pero miren que trajo la iuvia?

[00:24] CCCCC: vade retro pijas culos biceps (more…)

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Forevermore

[17 de junio de 2007]

Me da fiaca ir a Merlo y por eso voy poco a visitar a mi familia, apenas una vez por mes, y me toca este domingo.

Domingo: suena el despertador, los mosaicos fríos, los ojos pegados que levanto hacia la flor de la ducha, el electroshock del agua fría, tibia y por fin caliente, los lentes de contacto que no hacen sopapa. El ipod, la mochila, los libros, en el espejo del ascensor no tengo ningún pelo que me salga de la nariz, tampoco cera visible en las orejas, el aire frío del mediodía del domingo, el puesto del flores con olor a sahumerio, el garage con olor a nafta, avenida Santa Fe, la gorda con la bolsa gigante que bloquea toda la vereda.

– Permiso, por favor, permiso, permiso, señora le dije permiso tres veces ahora no se enoje si la empujan. (more…)

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El club de sexo

[San Francisco, Mayo de 2002]

“Estoy yéndome”. Eso pienso mientras camino hacia el club de sexo. Yéndome de San Francisco, de los 7 lugares donde viví, de los pocos amigos que hice, del sexo incoloro, indoloro e insípido, de la ilusión de conseguir un trabajo, un novio o una vida, y de la desilusión de no haberlos encontrado. De todo eso estoy yéndome.

Me siento borracho. Irse provoca eso, un pedo biónico y trascendental, una sensación de ingravidez que te saca de la órbita y te empuja hacia otros agujeros negros. El agujero negro al que me dirijo ahora se llama “The power Exchange” (“Intercambio de poder”). Es un club de sexo “temático” de 4 pisos, dos para gente gay y dos para gente heterosexual o travestis. El “tema” es los juegos de dominación / sumisión y el bondage: “proveemos un espacio para la exploración lúdica y consensuada de tus fantasías SM más íntimas”.
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La entrevista

[Abril de 2003, Piscataway , New Jersey]

Es un papel celeste, con letras grandes:

¿Querés desarrollar tus capacidades de liderazgo?
¿Te sentís capacitado para contribuir al bienestar de la comunidad de estudiantes de doctorado?
¿Querés interactuar con estudiantes como vos, de todos los países del mundo?
¿Te gusta organizar actividades de recreación grupales?

Si contestaste sí a todo lo anterior, seguí leyendo, que hay más:

¿Sabías que trabajando sólo 10 horas semanales podés ahorrarte el dinero del alquiler de tu alojamiento? ¿Y además recibír un salario adicional mensual de 120 dólares? ¿Y qué, aunque te parezca increíble, también tenés el privilegio de elegir a tus compañeros de vivienda?

Sí, parece increíble, pero es verdad: la Oficina de Alojamiento y Recreación de la Universidad seleccionará tres nuevos encargados de edificio para el semestre de primavera. ¡Es tu oportunidad! ¡Envianos tu currículum ya!

La oferta parece caída del cielo, no porque me interese el liderazgo, la organización de eventos, ni la fraternidad internacional, sino porque necesito los casi 600 dólares que me ahorraría todos los meses. La posibilidad de elegir a mis compañeros de vivienda es un plus para nada despreciable: hace 4 años que convivo con indios, chinos, checoslovacos, turcos y portorriqueños con distintos niveles de destreza e interés por la higiene hogareña y el aseo personal. Siento que llegó el momento de exiliarme a una comarca inmaculada, lejos del sarro indeleble de la pileta de la cocina, del cachetazo fétido del olor a pis del baño y de las cajas de pizza vacías apiladas en la puerta de entrada.
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Mi marciano favorito (primera parte)

[Palermo, Buenos Aires, Febrero – Marzo de 2005]

Lo primero que me llamó la atención de Andrés fue su pelo negrísimo.

– ¿Hace mucho que esperás? – le pregunté, para romper el hielo.
– No.

Dijo nada más que “No” y se quedó mirándome. Ahí que fue noté el pelo negrísimo. O quizás no fuera tan negro, pero le nacía demasiado abajo en la frente y eso le daba a la mirada un aire franco y ausente a la vez.
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Inflación

[Buenos Aires, 11 de enero de 2005, 2.30pm]

– A Bulnes y Güemes, por favor.

De los 5 taxis que tomamos en las últimas 4 horas, este este el primero que tiene aire acondicionado. También parece ser el primero cuyo conductor no parece desesperado por charlar. Y por eso me dedico a conversar en inglés con Martín y Andrés, que están sentados en el asiento trasero.
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El infierno sin aire acondicionado

[Buenos Aires, 11 de enero de 2005, 1pm, los taxistas de Buenos Aires tienen ese no se qué]

Update 14-01-2005: Nueva versión, que corrige algunas inexactitudes señaladas por uno de los protagonistas de la historia, Martín.

Mis amigos neoyorkinos, Martín y Andrés, llegaron el lunes a Buenos Aires. Se quedan sólo un par de días, los necesarios para terminar algunos trámites. Tenían pensado terminar todo el lunes y por eso arreglamos para que pase a buscarlos por el hotel el martes. Pero no llegaron a terminar todo y por eso, cuando llego, me piden que los acompañe a la AFIP. Se disculpan interminablemente y me prometen que en una hora vamos a estar almorzando y caminando por Palermo, a salvo de la opresión kafkiana de la burocracia local.

Salimos del hotel y nos metemos en un taxi, yo en el asiento de adelante, ellos atrás.

– A Cabildo y Céspedes – le indico al taxista.
– Listo – pone en marcha el reloj – ¿qué calor, no?
– Ayer fue un infierno de trámites – señala Martín, que parece necesitar compartir sus combates con la burocracia argentina con todo el mundo -, hoy a la mañana fue otro infierno y ahora seguimos con más papeles infernales…
– Yo igual soy ateo – interrumpe el taxista.
– Yo también soy ateo – se defiende Martín – . El infierno no existe en el más allá , el infierno es la DGI.
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