Después del brindis
Ayer, después del brindis, me fui a bolichear. Estaba bailando con intensidad, atravesado por la música, transpirando. Así quería empezar el año. Perdido entre las luces y el bombeo electrónico,…
Ayer, después del brindis, me fui a bolichear. Estaba bailando con intensidad, atravesado por la música, transpirando. Así quería empezar el año. Perdido entre las luces y el bombeo electrónico,…
Frederic quiere despenalizar la marihuana, Berni quiere despenalizar todas, yo todas salvo las peligrosas, como el alcohol, el cigarrillo y los alfajores Cachafaz.
Les tiro mi primera idea genial de año nuevo, es gratis, háganse ricos. Fabricantes de ropa: fabriquen shorts y bermudas, con bolsillos grandes y con cierre. Todos cargamos celulares que…
La media isla: un paseo en lancha por Ilha Grande.
Me relajo demasiado, en la isla, me cuesta arrancar a la mañana. Despertarme, salir de la cama, hacer el cafe da manha. Tengo varias opciones de paseos, con distintos precios, y decido empezar por el más típico, el de la media isla. O mejor dicho, no me quedan otras opciones porque ya se hicieron las 10:20, los demás paseos ya salieron, y si no me apuro pierdo este. Me asignan a André, un pibe flaquito, lindo, de ojos oscuros y tranquilos, moreno, y que camina ágilmente, con el culito parado en su bermuda de surfer. Enseguida me pregunta de dónde es, y dice ah, argenchina, como dicen muchos brasileños cuando les caemos simpáticos, a casi todos. Yo pregunto si hay muchos argentinos, en una de esas preguntas que ya tienen esperada respuesta: sí, hay muchos, pero él no lo dice irritado, soy yo. Llegamos a la agencia y la tarjeta de débito tarda en pasar, no hay señal, y hay que pararse en el medio de la calle. André habla bien castellano, pero tiene un acento raro, marcado. Es como un chico que tiene un disfrute táctil con el lenguaje, más que auditivo, pareciera, cuando habla español, que tiene un caramelo rico en la boca, me da ternura. (more…)
En la esquina de Gascón y Córdoba no paran los taxis. Son las 7 AM, el sol ya pega fuerte y somos 4. Alguien sugiere pedir un Uber y maniobra con el celular, los otros dos, brasileros, se acomodan las gafas negras y buscan la sombra en la vereda. No sé de dónde aterriza una mujer en minifalda de jean y top negro. Hola divinos, dice, y cuando me saco el sol de la cara veo que es una travesti. Tiene una botella de Fresita en la mano, con apenas un dedo de líquido rojo. No le entiendo bien lo que dice, pero al final pregunta de dónde son. (more…)
Es mi cumpleaños y es el cumpleaños del boliche y por eso cuando llegamos, aunque es temprano, ya está lleno, con el escenario allá atrás flúo, y la gente oscura, como una ola, derramada, hamacada por la música, que nos llega hasta acá, hasta los pies, que nos invita a meternos, a movernos acompasadamente, amasando el sudor pringoso ritual. Vení, vamos metiéndonos, le digo a mi amigo, y bailamos, y miramos y yo enseguida veo al guitarrista de los AC/CD, con gorra y todo, a Doña Florinda (con algo que parece ruleros pero no son), a Axl Rose con una novia muy linda (los saludo, les convido un chicle, son de Arizona), y a una travesti alta, camión, que tiene un tajo enorme en la espalda sobre el que se derrama un chorro de pelo espeso. Cuando giro una vuelta completa y me la encuentro de nuevo de frente el efecto es Linda Blair, el tajo de la espalda parece en realidad un escote, de frente, y por eso parece tener la cabeza girada, el cuello retorcido. Le hago la reseña a mi amigo de cada uno de los personajes que nos rodean, y acuerda con mis avistajes, se ríe. Me encanta este lugar, acá me siento cómodo, me siento en casa, le digo. Él también. (more…)
Es pelado, musculoso y tiene una remera camuflada brillosa pegada al cuerpo. Me pide agua con un gesto. Le doy. Toma y me aprieta el hombro, y me dice gracias pa. Y baila marchando frente a mí, y le escucho decir dale, dale, dale, y bailamos al unísono, me pone una mano en cada hombro. Saco una pastilla y le convido, mira lo que es y hace pulgar arriba y acepta. La mayoría de los que les convido tardan un rato en desenvolver la pastilla, tienen que concentrarse, pasan varios segundos. Este lo hace rapidísimo. Me imagino que es mago, de los que hace truco con naipes. (more…)
Son las 7 de la mañana y se prenden las luces del boliche, y la gente deriva hacia el guardarropas, y después a las distintas puertas, bloqueadas por los de seguridad, que con un gesto marcan que se sale por allá. Yo salgo con un grupo de cuatro, con los que estuve bailando en la última hora, con interacciones corta pero efectivas: tenés fuego, gracias por el chicle, me salvaste, qué buena fiesta, siempre vengo, el show está bueno pero es muy largo.
Uno tiene sombrero de cowboy y por abajo le cuelga una cola de caballo canosa, otro es centroamericano pero cuando le pregunté de qué país era me abrazó y no me contestó y no me soltaba, otra es una torta musculosa que cada tanto me dice chabón y me pega una piña en el brazo y otro es uno de traje que parece llegado de un casamiento y está tan duro como un muñeco de torta. El muñeco de torta es el que tiene plata, invita tragos a todos, y por eso tiene la voz mandante y mandona. (more…)
La pista está demasiado llena de gente, así que voy al baño a tomar agua, y me quedo bailando frente a la puerta. Pasan tres minas en tacos, altas, culonas. Al lado mío hay un pibe barbudito lindo, que les mira el culo a las tres. Me inclino y le digo al oído. Te veo mirar y ponerle puntaje a cada culo que pasa. Me hace gesto de que no entiende y se señala el oído. Le repito. Balbucea algo en un idioma raro. Russian, dice. Pero se le escapa una sonrisa. No mientas, le digo, que sos del conurbano, qué te hacés el ruso. Me pega una palmada fuerte en el hombro, dice qué capo, pero la palmada me duele. (more…)
Son las 9 de la mañana y estoy en un after. Es una casa vieja, oscura, con un patio con macetas al fondo. Al costado del patio corrés un telón y te metés en lo que sería el living, que está totalmente oscuro. No se ve nada, salvo cuando girás y te parás de frente a la DJ, que toquetea botones en su tablero, como si piloteara un avión, con la cara titilando de lucecitas. Un pibe se acerca con un bamboleante vaso lleno de algo, me agarra del hombro, se inclina para hablarme al oído, pero solo escucho soplidos entrecortados, y que me escupe microscópicas gotitas tibias de cerveza. (more…)