Pedro, Luciano, Mario y Ariel

Pedro

Pedro siempre está apoyado contra la misma columna, aturdido un poco por las luces de la pista de baile, que le pegan de frente, como esos tipos que miran el mar para que se le meta la sal en los ojos. Se viste siempre con pantalones cremita y chomba Legacy. Me regala el ticket de la bebida, así yo aprovecho y tomo alcohol. Él pide una Pepsi light, toma unos sorbitos y después deja que la botellita de plástico se le caliente en la mano.

No baila. Mira. Su timidez me provoca. Me acerco.

– Estás lindo hoy, con tu chombita aburrida de siempre – le digo.

Me pega en la panza. Siempre hace eso. Me pega en la panza o me patea. Cogimos hace un tiempo. Coger, coger, una sola vez, el resto de las veces dormimos juntos y franeleamos. (more…)

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Dos besos

Este teclado se ensució, y por eso de pronto pongo mayúsculas y queda trabado arriba, ahí arriba, gritando, a los cuatro vientos, todo. Es el estado del teclado (sucio) pero conectado con el estado de ánimo (primaveral, rebelde), que no le alcanza con tu susurrar o decir, sino que quiere gritar. Y por eso está historia empieza con un beso y termina con un beso. (more…)

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Tótem

– ¿Vos te das cuenta que son las cuatro de la mañana y es miércoles, no? – le digo a Johnny en el celular.

Sí, se da cuenta pero quiere que me vista y que vaya a la Madeleine.

– Yo te pago el taxi, dice. Vení rápido, no te duches ni nada. Es urgente.

Me pongo un jogging, el sobretodo, una gorra de béisbol y me tomo un taxi, así, vestido como el degenerado que se abre el sobretodo y muestra la pija en la plaza. (more…)

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Eclipse total

Ah todo eso. Echale la culpa a las luces, al alcohol y al sucundún y al eco y el pulso de la música que te pega en el pecho. El respingón de que se prende el aire acondicionado del boliche y de pronto estás otra vez ahí, los pies un poco pesados, el tacto que de pronto se te localiza en ese peso, en los pies, y ahora hay un pliegue ahí que jode, esa media, apoyás fuerte contra el piso y girás el pie para así el pliegue se va, pero no, siempre hay un pliegue en la media, y podés negociar empujarlo un poquito para acá o para allá, y en cuanto enfocaste el cuerpo y el pie y el pliegue te molesta también el elástico del calzoncillo, el jean que te cuelga y raspa un poco en la entrepierna, tirás un poco los hombros para atrás para que se te acomode la chomba que amenaza mutar en camisa de fuerza apretando los sobacos, y todo se vuelve picazón que empuja a picazón, piezas de dominó que caen una atrás de la otra haciendo un dibujito, pero antes que se cierre el dibujito lo perdés y volvés, metáfora de la vida, y la picazón se apaga toda junta como si te desenchufaran. Pero qué querés si ya van cuatro speeds con vodka que me tomé, medio apurado, no sé por qué, qué subte, qué último tren a Londres, qué fiebre del sábado por la noche, enjambre de murmullos descuidados, eclipse total de picazón. (more…)

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Viaje

Hace tres meses viajé a Estados Unidos, por primera vez desde que volví a Argentina en el 2004. Fue un viaje de un mes, diez días de trabajo en Dallas, luego volar a San Francisco, una semana ahí, donde viví 2 años, del 2000 al 2002, luego volar a Nueva York, diez días ahí, volar a Miami, 4 días ahí, y luego volar de vuelta a Buenos Aires. Unas semanas antes de salir empecé a sentirme raro, como si me creciera por adentro de la piel una membrana de goma, se me taparan los oídos, y las cosas retrocedieran hasta aplastarse a media distancia. Era algo sutil, nada de ataques de pánico, ni nada de eso. Más bien una preparación para un choque, un airbag emocional a medio inflar. (more…)

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