El invierno va a ser largo

Estoy tratando de recuperarme de la noticia del cheto uruguayo, pariente de Carmela, la boluda biónica que volvió de Milán y se fue al casamiento. Resulta que este otro vástago de esta familia tan encumbrada volvió del extranjero y se fue dos días seguidos al club de golf, a meterse en el sauna. Como “medida preventiva”, arguyó. Se ve que leyó el mensaje pedorro del whatsapp que decía que había que tomar sol y beber té y caldo, porque el virus moría a los 28 grados (aunque la temperatura corporal es 36).

El invierno va a ser largo con esta cosecha récord de pelotudos. Paciencia, en unos días aparece en Skype, como el preparador físico que cagó a palos al de seguridad del edificio. Parece que se tiró en una colchoneta, puso Enya, respiró hondo, visualizó una nube, y ahora dice que estuvo mal, y pidió disculpas. Yo lo perdono, cuando yo comía todo orgánico y respiraba hondo estaba pasado de rosca. Mucho arroz yamaní, quinoa, trigo burgol, pizza de mijo, es como que se te alinean los chakras y el prana te desborda, viste.

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