Despierto

Trepamos la colina en cuatro patas, yo mirando las zapatillas de lona de Mabel, sucias, mordidas en el costado por el asfalto y Doug más arriba, clavando los dedos de las manos en la tierra, aunque no era necesario, impulsándose en las pantorrillas que se le hinchaban como bombitas de luz. En la cima miramos y vimos la cinta de la ruta, el enchastre de los árboles en el horizonte, las nubes y su brushing. Nos sentamos = apoyamos el culo tibio en el pasto fresco, mientras el sol bajaba como un monito por una liana y Doug quiso dormir la siesta. Se plegó en falsa escuadra, se metió en el regazo de Mabel y ronroneaba. (more…)

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Cuba libre, un viaje, 13

Segundo día en La Habana

A la mañana siguiente, cuando me despierto, Ariel no está en la habitación. Me ducho y salgo a la calle. Enseguida me engancha un matrimonio negro que cruza la calle. ¿Para dónde camino para ir hacia La Habana vieja? Caminá con nosotros y te indicamos. Estoy en guardia, seguro que me piden algo. Pero no, van simplemente agarrados de la mano, se ríen porque sí, charlamos. La calle y la gente me resultan extrañas, con una efervescencia casi coreografiada, de musical hollywoodense. La luz del sol brilla en los vellos de mi antebrazo, surgen voces en surround, de todos lados, los autos cincuentosos avanzan lentamente. (more…)

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Cuba libre, un viaje, 12

Primer día en La Habana

Quiero volver otra vez a esa combi, entrar a La Habana como entré esa noche, con Ariel como siempre charlando con el chofer, primero en el asiento de atrás, conmigo y después en un semáforo ya en el asiento delantero, confirmando con el chofer que sí, que eso es el Parque Lenín, que sí, que esa es la playa de la Revolución, y yo desde atrás barriendo con los ojos las lucecitas y después fijando los ojos en el costado de la ruta oscura y que de ahí aparezcan, (more…)

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Cuba libre, un viaje, 9, 10 y 11

[Acá van las últimas 3 jornadas en Cayo Coco, lo que sigue después de estos 3 capítulos es La Habana]

Slideshow de los últimos días en Cayo Coco:

Cuarta Jornada

1. Vuelvo de la playa hacia el lobby del hotel en busca de un trago. Al costado, en el escenario en el que a la noche presentan los shows, hay un pavo real. Alguien lo puso ahí, es parte del entretenimiento de la tarde. Frente al pavo está la rubia boba que anima el show infantil de la noche. Tiene una voz estridente y no importa en qué lugar del extenso complejo te encuentres, escuchás su exclamación fetiche: “Bye bye, Mickey Mouse”. No entiendo qué significa eso, pero por eso mismo, como los versos más ridículos de una canción mala, no puedo sacármelo de la cabeza. La rubia boba está todo el día vestida de rubia boba: mini-shorts, tacos, top y vincha. Maquillada a rabiar aunque sean las 3 de la tarde. Intenta enfocar el pavo real, pero el pavo se mueve y justo cuando logra acomodarse, el pavo esconde el plumaje. Ella se sienta a esperar, yo me siento a esperar también, más lejos, con mi daikiri. La rubia le pide a un pibe que le saque una foto junto al pájaro. Sube al escenario, los dos despliegan sus plumas, clic.

2. Se hace de noche y espero el show. De pronto, más allá, de la oscuridad que rodea la pileta, aparece una silueta corriendo. Es Ariel, que se acerca agarrándose el pecho, recuperando el aliento. “Estaba lo más bien tirado en la reposera, mirando las estrellas y me atacó un murciélago. Te juro.” Ariel vive en un piso 18, una vez entró un murciélago en la casa. Se asustó muchísimo. (more…)

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